Entre gachas y buñuelos

Seguro que desde esta mañana vuestra casa tiene un olor especial, una mezcla entre canela, pan tostado y mazapán.
Poco o nada queda ya de la esencia de la Festividad de Todos los Santos, parece que esta sociedad ha decidido apuntarse al carro de las costumbre típicas del otro continente. 
Pero lo que aún se resiste a desaparecer son las recetas gastronómicas, típicas, que caracterizan estos días. Aunque muy variadas en las distintas regiones españolas, todas las recetas parten, en su elaboración, de los productos de temporada que nos brinda el otoño como son las almendras, los piñones, el boniato, el membrillo, los higos secos, las granadas...
Mires por donde mires, los buñuelos de viento, los huesos de Santo, las castañas asadas o las gachas inundan las vitrinas de los establecimientos a tu paso.  Hoy, os quería hablar de este último postre, las gachas. Es el que más recuerdos familiares me trae y el que he comido, toda la vida, durante estos días.
Las gachas dulces o puches, están elaboradas, con harina tostada, anís en grano, azúcar, leche y canela. Es un plato que se sirve el día 1 de Noviembre, Festividad de Todos los Santos, y es muy típico en mi tierra, Andalucía.
Cuenta la historia que este plato llamado "comida de ánimas" se le dejaba preparado a los difuntos, esa noche, para que se lo comieran cuando llegasen a casa para estar con sus familiares.
¡Es increíble como con tan pocos ingredientes puede hacerse un postre tan delicioso!. Como en todo, existen mil variaciones sobre un mismo plato. Aquí os dejo la receta que hace mi madre, ella no usa medidas exactas, intentaré ser lo más precisa.
Ingredientes: 
      -   150 g. de harina
      -   100 g. de aceite de oliva
      -   Tostones de pan frito
      -   cáscara de limón
      -   2 cucharas de anís en grano (matalauva)
      -   1/2 litro de leche
      -   1/2 litro de agua
      -   4-5 cucharadas de azúcar (al gusto)
      -   canela molida
En una sartén ponemos el aceite de oliva, añadimos la cáscara de limón y los trozos de pan para freirlos. el limón lo añadimos para desahumar el aceite nuevo y que no sepa. Apartamos el limón y el pan que lo colocamos sobre papel para que escurran el aceite sobrante.
Retiramos parte del aceite usado para que no haya tanta (dejamos dos cucharas) y en ese mismo aceite echamos los granos de matalauva para que se tuesten y los dejas ahí. Añadimos la harina y removemos con una pala con movimientos constantes hasta que cambie de color.

A esta mezcla, añadir el agua con la leche y una pizca de sal y seguimos removiendo. Subimos el fuego y añadimos lentamente el azúcar mientras que seguimos moviendo la mezcla para que todo se integre.

Cuando la mezcla este perfectamente homogénea apagamos el fuego y la colocamos en una fuente. Añadimos los trozos de pan tostado y espolvoreamos azúcar y canela en polvo por encima.

Nota: Es importante no tapar  la fuente puesto que la mezcla esta caliente           y con el calor se podría condensar liquido en la tapa y crear una                 película extraña encima de las gachas.

         También es importante tener en cuenta que la mezcla no debe ser              muy densa puesto que cuando se enfríe, tomará mayor consistencia.  

Seguro que os gustarán. Están muy ricas!!


J

Comentarios

  1. Las tradiciones pueden convivir con a innovación.
    Estos dulces tiene que pasar de generación en generación!
    Enhorabuena por vuestro blog!

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